jueves, 27 de mayo de 2010

Texto de San Jordi: LA CUEVA FANTÁSTICA

¡Gloria, Milena, venid aquí!- Gritó Pepe una vez más a sus traviesas hijas.
Ji, ji, ji- Susurraban las niñas cada vez que oían eso.
Déjalas, papá, no vas a conseguir nada. - Insistía Carla, la hija mayor.
Gloria y Milena, como cada vez, arrancaron a correr para más a dentro del bosque.
Milena, vamos a esa cueva! Parece divertido!- Dijo Gloria.
Milena, divirtiéndose, aceptó, y las dos echaron a correr hacia la oscura y atractiva cueva.
Entraron en silencio, y sacaron de sus mochilas las linternas que llevaban escondidas en las mochilas siempre que iban a la montaña. Avanzaron cautelosas por la cueva hasta que tuvieron que ir agachadas. Siguieron por el camino riendo y hablando.
Al cabo de diez minutos, pasaron por un paso estrecho, que conducía a una especie de cámara, y justo cuando las dos estaban dentro, cayó una piedra y la entrada se cerró.
Ala, ¿Y ahora que hacemos, Gloria?- Dijo perpleja Milena.
No lo se... Pues ahora la única opción que tenemos es seguir avanzando... - Dijo
Gloria asustada.
Y como era la única opción que tenían, avanzaron.
Un rato más tarde, cuando ya habían perdido de vista el punto donde había caído la piedra, hubo un temblor, como si fuera un terremoto. Gloria y Milena se abrazaron asustadas. “¡Cómo nos habremos metido en esto!” No dejaban de repetir.
Los temblores siguieron, cada vez más fuertes, y Milena estuvo a punto de caerse al suelo. Y de golpe, pararon. Así, de repente.
¿Que ha pasado ahora?- Preguntó Milena.
No lo... AAHHHH!!!- Gritó.
El suelo se resquebrajó, y apareció un demonio. Gloria no pudo más y se desmayó.
Vosotras... ¡¡¡Qué habéis venido a hacer en mi cueva!!! Habéis desatado mi ira, ¡y ahora sufriréis las consecuencias! Tenéis una hora para encontrar la salida. Si no, os vais a quedar aquí para siempre ¡y no os podréis marchar jamás! - Y el diablo desapareció.
Milena despertó a Gloria y se lo explicó, así que decidieron volver hacia atrás, y ya quitarían las piedras.
Llevaban andando ya media hora, y se creían vencidas, cuando de pronto apareció un pegaso ante ellas.
¡No tengáis miedo! He venido a ayudaros. Yo quedé atrapado aquí y el demonio nunca me dejó marchar. No quiero que os pase lo mismo: Subid a mi lomo y os llevaré a la salida.
Gloria y Milena no lo dudaron, y subieron al lomo del precioso caballo alado. Las llevó por una pila de túneles que ellas solas jamás habrían encontrado, hasta que llegaron a ver de nuevo la luz del día.
Muchísimas gracias... Cómo te lo podríamos agradecer?- Dijo Milena.
Bueno... la verdad es que el demonio me condenó a esta prisión, y dijo que solo un demonio o dos humanas me podrían liberar... probad de decir a coro: ¡Demonio, libera tus prisioneros!
¡¡¡Demonio, libera a tus prisioneros!!!- Dijeron al unísono Gloria y Milena.
El pegaso quedó liberado, y las hermanas pudieron volver con su familia, que cuando oyeron la historia no la creyeron.
En cuanto al pegaso, quedó en ese bosque y vivió el resto de sus días felices. Y el demonio se tuvo que conformar solo en la cueva.